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¿Cuándo una piedra es más que una piedra?

Me gustan las piedras, me gustan las pulseras, me gustan los collares y anillos, de piedra, de metal, de materias orgánicas, incluso mis propios instrumentos mágicos y oraculares (he tenido varios, todos hecho o adaptados artesanalmente por mi) a lo largo de estos años de navegar en estas artes, han sido siempre de piedras, madera, huesos y/o metales. Hoy en día es común ver a la gente andar con pulseras de cuentas de piedras, y en muchos casos cuando pregunto sobre por qué la tienen, siempre me dan alguna explicación de que la piedra tal o más cual es para la salud, la energía, la prosperidad, etc. Incluso ocasionalmente encuentro historias del tipo: “desde que tengo esta pulsera me siento mejor en….”


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Mi interés en las piedras provino de mis relaciones iniciales prácticas derivadas de tradiciones africanas. Cuando una piedra debe ser seleccionada (de entre muchas otras que podemos encontrar en el río) para su uso en la “sopera”, se realiza una consulta adivinatoria sobre la piedra. La explicación que mayormente me dieron es que la piedra debe estar “viva” para que realmente pueda ser usada. Posteriormente vi procedimientos semejantes para la construcción de otros objetos mágicos empleando piedras, maderas o huesos. De alguna manera debemos garantizar de que la piedra esté “viva”. Sin embargo, el encontrar la piedra “viva” era sólo el primer paso.


Estos fueron mis primeros estímulos en el estudio del uso de las piedras y otras materias en la construcción de instrumentos mágicos, talismanes, amuletos, y muchas otras cosas más. Hay todo un universo paralelo a este, donde se introducen otros elementos como colores específicos, aceites, inciensos, velas, etc, del cual escribiremos en el futuro. Mucho después de mis encuentros iniciales con prácticas africanas, la magia ritual vino igualmente a hablar de materias específicas para la construcción de talismanes. A pesar de que, en muchas de estas escuelas, la consideración de que la materia inicial debe estar “viva” no es expresada (al menos no siempre y no desde la misma visión africana), sí se exalta el hecho de que no cualquier piedra, metal, materia, sirve para todos los propósitos en la construcción de un talismán. Sí, ya he mencionado la palabra talismán antes.


La idea primaria en todas estas prácticas es simple: hay materias específicas que son más influenciables/impregnables/amigas-enemigas/simpáticas o antipáticas, ante determinadas intenciones, energías, entidades. Esto en la mente de muchos resonará al “principio de correspondencia” que muchas personas deben haber leído en el Kybalión, si esto le parece semejante, pues continúe, sin embargo, yo personalmente tengo inmensas críticas de este texto y de muchos de sus llamados “principios herméticos”. De cualquier forma, esta idea básica de simpatía es lo importante, aunque evidentemente no es lo único necesario.


Una piedra, es sólo una piedra hasta que la misma es transformada en algo más. El oro es tradicionalmente un metal que representa belleza, energía, rico en símbolos solares y de prosperidad. Podríamos decir que sí, llevar una pulsera de oro puede generar la “imagen” (aún hoy en dia en varias culturas) de que usted es una persona de cierto “estatus”. Sin embargo, la magia no es psicología. Emanar la imagen de un cierto “estatus” no habla nada de su propio interior. La magia es transformación y solo con la materia adecuada y con los ritos adecuados es que la operación de transformación comienza, no solo en la materia sino en la persona que porta esta materia. Esta es la transformación que podemos observar en los iniciados del palo o de la santería o de los magos ceremoniales o de los brujos cuando todos ellos realizan bien su trabajo. Cuando en una piedra adecuada se opera un rito adecuado, la piedra deja de ser una piedra y genera transformaciones en las personas que la portan. Hay cientos de mitos y leyendas donde un instrumento físico (una piedra, un anillo, una espada, un manto, una corona, un cetro, etc) es transformada en algo poderoso bajo determinadas condiciones y pasan este poder a quienes usan estos instrumentos. La materia adecuada, debe ser trabajada para que se torne algo más.


Una vez que la materia ha sido seleccionada, una vez que la piedra ha sido identificada, es necesario trabajar sobre ella. Estas operaciones han sido llamadas por muchos nombres, nombres que no significan en muchos casos lo mismo ni necesariamente alcanzan lo mismo: activación, bendición, consagración, carga, elevación, purificación, limpieza, energización, etc. Recuerdo una persona que decía: “yo energizo las piedras con luz y amor. Esto no es brujería, yo no soy bruja”. Ha esta persona le tengo una noticia, sí, eso mismo hace muchas veces el santero, el palero, el mago, el brujo, algunos cristianos, etc. El proceso de transformar la piedra en algo más, es lo que hace que la materia realmente sea algo que beneficie al que la usa.


Tomar unas piedras de cuarzo rosado, hacerles un hueco, pasarles una cuerda y llevarlas como pulseras, no hará más sobre su tranquilidad mental que lo que puede hacer contarle sus problemas a un amigo/amiga y recibir la ayuda que este buen amigo/amiga pueda darle. Sí, es cierto que existe el efecto placebo, ese también cuenta.


¿Cómo saber cuál es la piedra correcta?


Podemos encontrar muchos libros de “correspondencias” entre piedras y signos y planetas y elementos. Este universo de información se pone cada vez peor si nuestra consulta es en cualquier página web o incluso en muchas tiendas esotérica. ¿No les ha pasado que casualmente, en estas tiendas, casi todas las piedras sirven para la protección y el dinero? La realidad es que muchas veces, un mismo tipo de piedra ha sido usada de forma diferente en varios contextos/culturas/religiones. Un ejemplo de esto es el lapislázuli. Esta piedra la podemos encontrar en varias fuentes asociada con Afrodita (por ejemplo, en el PGM) y en otras asociadas con Júpiter (varios libros de magia planetaria). Incluso las piedras magnéticas también han tenido varias correspondencias y usos a lo largo de los tiempos. Lo más recomendable es que usted haga sus propias investigaciones de forma sistemática y tomando como referencia el sistema de referencia cultural que desee: antigua Grecia, Egipto, Roma, la biblia (sí también hay piedras en la biblia), etc. Aquí les dejo algunas de las correspondencias entre piedras y planetas que yo personalmente uso (en la mayoría de los casos):


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Es importante destacar que estas correspondencias no son las únicas ni necesariamente las más optimas siempre. Por ejemplo, la magnetita también puede ser asociada con Afrodita, la Obsidiana en muchas ocasiones también puede ser correspondiente con la Luna y al ágata naranja, de la misma forma, puede por ejemplo ser usada en aspectos solares. Existen otras piedras de gran interés como la Cornalina, Ojo de Gato, Esmeralda, Agua Marina, Topacio, Rubí, Zafiro, Ámbar, Azabache, Topacio Verde, Ónix blanco, Jade verde, cuarzo rosa, cuarzo cristalino, roca volcánica, turmalina, topacio, piedra de sangre y muchas otras más.


Ahora, supongamos que usted tiene su propio sistema, la realidad será la siguiente: va a encontrar más de 2 o 3 piedras diferentes para un mismo planeta, o para una misma condición de su interés. ¿Cómo afrontar esto? En mi mente solo hay una respuesta: trabajo adivinatorio. Este trabajo garantizará no solo la selección de la variante de la piedra adecuada sino también que de una u otra forma la configuración final se acerque lo más posible a la realidad deseada.


Algunas referencias para empezar su propio trabajo.

Scott Cunningham. Cunningham’s Encyclopedia of Crystals, Gem and metal magic

William Thomas and Kate Pavitt. The book of talismans, amulets and zodiacal gems.

Paolo Vitellozzi. Relations Between Magical Texts and Magical Gem

Tom Blaen. Medical Jewels, Magical Gems

 
 
 

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